Viaje psicoanalítico a través de los símbolos y arquetipos de los Arcanos en el Árbol de la Vida

17 - Estrella

 


LAS ESTRELLAS
Los símbolos se presentan con gran poder: una niña, agua, ánforas, luz de las estrellas, todo junto llama la atención sobre un gran misterio: 8 estrellas  brillan como el sol, pero de hecho la niña es como si estuviera por la mañana y no de noche, mientras que las estrellas se ven de noche, entonces hay que descubrir algo: 8 estrellas porque es un símbolo del orden infinito del cosmos. Una estrella en particular domina la escena: la estrella de la mañana (Luciferus) el que trae la luz. Los colores de las estrellas son a menudo los del trío alquímico (amarillo, azul y rojo = cuerpo, alma y espíritu, o físico, emocional y mental), por lo que es una luz de plenitud humana y divina. La Luz indica una revelación, de hecho la letra hebrea combinada es Peh, una boca, algo que decir, una palabra, el maestro interior habla. La pose de rodillas es típica del caballero cuando recibe una tarea o un honor, en este caso nuestra naturaleza recibe luz divina: tanto en el cielo como en la tierra, es por tanto para entrar en armonía y correspondencia con todo el ser.
La mujer desnuda (símbolo de pureza y transparencia) vierte la sustancia de la vida en el agua, introduce luz en el agua. Si miras de cerca, las aguas son diferentes: una dorada (el sol derramando sobre el río, razón) y la otra plateada (la luna derramanda sobre la tierra, sentimiento), son los arquetipos de los principales cuerpos celestes. Por otro lado si recordamos que el amarillo es el cuerpo y el azul el alma, entonces ella esta derramando en el rio de la naturaleza  la union de nuestra esencia.
Todo esto son los dos principios (el yang dorado y el yin argentino) que se deben mezclar con la naturaleza de la vida, es el nacimiento en nosotros de la Estrella (lo Divino). La naturaleza también está de acuerdo: hay dos plantas, pero atenciòn, la de la izquierda está picoteada por un pájaro negro que es el inconsciente siempre presente en nuestra parte salvaje o natural, es un ibis, un gorrión identificado por los griegos como Hermes y por los romanos como Mercurio; también puede recordar el ave Fénix que renace de sus propias cenizas.


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